En su voz las palabras pesaban demasiado, describía sueños materializados, y en los silencios, su voz producía ruidos torpes. Aquella chica tenía buena pinta, era bonita y tenía una bella melena rubia, iba bien vestida y utilizaba correctamente el lenguaje, había viajado alrededor del mundo y tenía cultura. El tipo con pinta de duro que la escuchaba la miró a los ojos fijamente y torció una sonrisa dulce. Ella se sintió estupenda. Él la cogió de la mano y salieron juntos del bar del hotel. Por la mañana la encontraron en la habitación, tumbada en la cama con los ojos abiertos y los brazos en cruz, desnuda y sin vida. Aquel tipo la había estrangulado y se había esfumado. Solo había pasado una semana cuando el tipo con pinta de duro hablaba con una mujer en un bar céntrico de la ciudad, ella le enseño la placa y le pidió que se identificara. El tipo la miró a los ojos fijamente y torció una sonrisa dulce mientras metía la mano en el bolsillo interior de la chaqueta de cuero. E
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein