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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Penumbra no era nombre de perro pero él le quiso llamar así...

Se quedó solo cuando ella se fue. Él solía fumar con aquellos preciosos ojos azules que se reían con cada palabra, con cada mueca, con cada condenado comentario sin sentido. Aquel Autobús municipal lo había aplastado con su enorme rueda. ¡Gentuza, sois gentuza! ¡Madrid no es París! Gritaba... cien años de mierda de Gran Vía... hijo de puta... estaba en ámbar. Ahora estaba arrodillado en el asfalto... y a penumbra le abrazaba y le hablaba de ella... y levantaba la mirada y se dirigía a aquellas mujeres que le rodeaban y decía sollozando; tenía los ojos azules... no del color de ella, no, el de ella era más parecido al del cielo... La policía municipal llegó cuando el tráfico empezaba a acumularse y las putas de la Calle Montera lloraban con él... Madrid, 13 de septiembre de 2010 Antonio Misas

No hay metro en Sarajevo

Para Laura Olave Aquel tipo grande y gordo no se agarraba a nada. El vagón estaba casi vacío. Mantenía el peso de su cuerpo con sus piernas. Aquello le hacía gesticular, poner caras. La chica iba repasando notas cuando levantó la mirada y vio los ojos del tipo en los suyos. Vio la cabeza rapada del tipo grande y gordo con pantalones militares y camiseta negra. Imaginó un cuchillo en sus manos. El tren paró. Se levantó a toda prisa y amagó antes de salir, él, amagó también sin dejar de mirarla y ella saltó al andén un instante antes del pitido que advierte que las puertas se cierran y corrió con todas sus ganas sin mirar atrás. El tipo la siguió con la mirada y la vio desaparecer cuando el tren entró en el túnel. Se quedó solo en el vagón, se sentó y sacó un libro de uno de los bolsillos del pantalón y lo abrió cuando Ignatius Reilly decía "El optimismo me da nauseas, es perverso". Madrid, 2 de septiembre de 2010 Antonio Misas