Para AOZ Llegué al puente de Segovia. Me apoyé en la farola. Creí verte al otro lado. Crucé deprisa entre los coches y no eras tú. No supe que hacer. Te necesitaba tanto. Ya era de noche y habían empezado las nieblas de octubre. El río me parecía un lugar desolador. Ya eran las diez y no sabía dónde buscarte. Mire hacía la Catedral, al Palacio de Oriente. Me apresuré a llamarte. Me dijiste que no podías venir y me senté en el puente a esperarte. Miré a todas las chicas de melena larga. Toqué la piedra, sentí el frío y no quise irme de aquel lugar que tanto, en ese instante, me acercaba a ti. No sé cuánto tiempo permanecí allí pensando, repasando cada día que pasamos juntos, preguntándome cuando me enamoré de ti… y estimando cuánto, me di cuenta de que esta vez, ya no podría retenerte. Madrid, 24 de octubre de 2012 Antonio Misas
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein