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Mostrando entradas de marzo, 2012

días de prosperidad y huelga

La señora le decía al tipo que estaba sentado que había ochocientos mil liberados en este jodido país. El hombre de la fila podría haber sido yo si no fuera porque yo estaba sentando observándole pensando que podría ser yo. La conversación de la señora me atraía casi tanto como observar al hombre de la fila. La señora hablaba con un parado de larga duración, observar al hombre de la fila era como levitar.    La conversación había sido intensa y ocurría por la mañana en una cafetería del Paralelo, de fondo, el telediario de la uno anunciaba la huelga general. Lo del hombre de la fila pasaba por la tarde en la puerta de embarque de la te uno del aeropuerto de El Prat. La señora dijo: la prosperidad de un país está en poderte comer un jodido bocadillo de mortadela barata, el tipo que estaba sentado la miraba y también miraba el televisor. La puerta del avión se cerró y ya no volví a ver más a aquel hombre de la fila que bien podría haber sido yo.  Madrid, 31 de marzo de 20

El largo letargo

El invierno se ha quedado en las calles de igual manera que en el discurso de la gente. ¿Papá qué es letargo? Es lo que le pasa a ese hombre que pide. Pero ya ha empezado la primavera y tú dices que los que quieren ser osos dormirán hasta el verano.  Las estaciones están en la memoria, uno puede vivir siempre en invierno. Yo lo que quiero es que tú siempre vivas en primavera. ¿Cómo voy a vivir siempre en primavera? Queriendo. Teniendo siempre sensaciones buenas, no escuchando a quién se resigna y nos genera desasosiego. ¿Qué es desasosiego? Lo que le provoca a la gente querer ser oso y vivir en el letargo. Entonces, ¿Es lo que le pasa a ese hombre que pide?  Si.  Entonces papá… la calle Fuencarral es el largo letargo.  Madrid, 22 de marzo de 2012 Antonio Misas

Adiós muchachos

El martes trece reventaron los zapatos negros. El corazón todavía aguanta. En lo peatonal de la Plaza de Alonso Martínez los hombres descargan un camión de barriles de cerveza para la cervecería Santa Bárbara. Ruido de barriles. El sol atraviesa ya las paredes de cristal en el kiosco de libros. Mientras abre Casa Grana para hacer la visita decido repasar la vida al sol, desde el día siete hasta que me llamó Joris y me concedió una libertad que visualicé durante seis días. Lo que pasó antes del día siete no lo quiero en mi vida, aunque me pasó a mí, no lo quiero. El seis fue lo que no quiero.  Joris me llamó y me dijo que el puesto era mío. Hasta ese día yo sabía que este trabajo me estaba enterrando y que cada día que pasaba era un día mecánico en mi vida; No pensar, no pensar: subsistir: verme de tierra hasta en la boca. Los nervios rotos. Zapatos viejos, muchachos tristes. Hoy es veintiséis de marzo y os escribo desde un avión que me lleva a Barcelona. Perdonadme tan hermé

La canción más hermosa del mundo

Las calles soleadas, los jardines floridos y desde el amanecer miles de gorriones piando alborotados. El bullicio de un domingo de marzo en las terrazas de la plaza donde algún famoso pasará la mañana. La panadería abarrotada y en la cola del quiosco de prensa, escondidos tras las gafas de sol, vamos adivinando quienes somos por el periódico que compramos y de qué lado queremos ver las noticias. Páginas que hablan de muerte en la primavera árabe y del laberinto de Europa, del despido libre y la huelga general del once eme. ¿Si no se suspende el futbol por qué no ha de hacerse una huelga general?  La mediocridad de nuestros políticos adquirida en colegios de pago, su mirada sedentaria, su opus de primavera, versus educación rudimentaria de nuestros acomodados sindicalistas. Alguien que lee en alto el libro que ha comprado en la tienda de libros de segunda mano: “ La octava señal del hijoputa es el pijo fláccido y doméstico, en casa de la Parrocha las pupilas se reían del pirulí de F