Fotografía. Madrid. A. Misas 2009 El tipo no recordaba cuando se le quedó vacío el ideario que siempre tuvo y manejó sobre los sueños, algo de ilusión por alguna empresa o estado de la existencia (se sintió presuntuoso). El mundo conocido se había convertido en una habitación diáfana. La opción y opinión de las demás personas no captaban su interés. Los medios de información, la contribución de estos a la democracia habían vaciado cualquier asunto de sentido. Le parecía que todo, como el jamón, estaba sobrevalorado. Pensó que no llegaría a ningún lugar porque hacía ningún lugar se dirigía. Sin embargo, aceptó ser el representante de la comunidad en las próximas elecciones, se inventó un interés, una opción, puso las dos manos en el fuego por algún amigo y se subió al tranvía. Madrid, 13 de febrero de 2015 Antonio Misas
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein