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Mostrando entradas de junio, 2015

silencio de suposiciones

para JM      Tenía la costumbre de caminar ensimismado por la calle con ese aspecto que tienen los locos a los que el mundo les da demasiados quebraderos de cabeza y en apariencia les es ajeno.       Era uno de esos tipos que caminan descuidados y que suelen vivir inmersos en sus utopías. No ignoraba las preocupaciones corrientes de su gente y aunque sabía que eran inevitables, también sabía que se correspondían de forma indivisible a la totalidad de sus desventuras. En el duermevela de la madrugada, tuvo la certeza de que en los entuertos de vivir se obtienen más escenarios erráticos que aciertos, y con ello, una impotencia que se va acumulando y que acaba sumiéndote en una consciencia de soledad.      Él comprendía que estas cosas pasan hacía adentro y que muy pocos podían percatarse de sus momentos de desasosiego.      Le hubiera gustado ser de otra forma en la vida pero las circunstancias le llevaron a creer ser ese que transitaba y cavilaba así, y sabía que ya no

Doce años

para Álvaro                                                 Mi hijo está atravesando esa edad en la que siempre dije: yo me detuve. Esa edad donde me acostumbré a permanecer en el desorden. Donde observar el polvo de las estanterías de la habitación, mientras pensabas en cualquier cosa, te convertía en sujeto de un paisaje lunar y cotidiano. Empezabas a ser consciente de que ya eras un adulto doce años más viejo, y que no había retorno, debías vivir. Compartías problemas, penas y alegrías en una familia que no habías elegido, y tenías que acatar el orden y las normas de un mundo al que te habían traído sin preguntarte. Empezabas a pensar como ellos y eso te parecía un horror. Te veías obligado a identificarte con las personas y costumbres que te llevaban a ser ese que no querías ser.  Solo soñabas que algún día tú serías otro que no se parecía a ese (tan poco maleable) que ellos intentaban hacer que fueras, y con esa esperanza ibas subsistiendo y atendiendo a los miles de

Al lado de los pájaros

"Una vez pudimos sentir orgullo al ver las montañas blancas desde las cumbres. La montaña nos permitió sentirnos grandes y nos dio la posibilidad de creer que aquel sentimiento duraría toda la vida. Lo que no entendimos entonces es que con ese mismo sentimiento se iniciaba un declive, en todos los sentidos, que se mantendría invariable. Detrás de aquel período de intensidad sólo quedó la caída, nada se sostuvo." Pienso que esto que he escrito no irá a ninguna parte, es una reflexión demasiado obvia e inútil. Decido largarme a la calle a despejarme. Estoy en una de esas veces de reflexión casi poética que tanto detesto. A veces quiero escribir largo pero cuando releo cerca de la cincuentena de páginas escritas me encuentro con una infinidad de reflexiones patéticas y formas poéticas que hacen que lo abandone.    Recorro la calle Barquillo mirando al suelo, voy dándole vueltas a esto. Levanto la cabeza y miro a la gente con la que me cruzo y otra vez al suelo emp