para JM Tenía la costumbre de caminar ensimismado por la calle con ese aspecto que tienen los locos a los que el mundo les da demasiados quebraderos de cabeza y en apariencia les es ajeno. Era uno de esos tipos que caminan descuidados y que suelen vivir inmersos en sus utopías. No ignoraba las preocupaciones corrientes de su gente y aunque sabía que eran inevitables, también sabía que se correspondían de forma indivisible a la totalidad de sus desventuras. En el duermevela de la madrugada, tuvo la certeza de que en los entuertos de vivir se obtienen más escenarios erráticos que aciertos, y con ello, una impotencia que se va acumulando y que acaba sumiéndote en una consciencia de soledad. Él comprendía que estas cosas pasan hacía adentro y que muy pocos podían percatarse de sus momentos de desasosiego. Le hubiera gustado ser de otra forma en la vida pero las circunstancias le llevaron a creer ser ese que transitaba y cavilaba así, y sabía que ya no
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein