La abogada se acercó al estrado para informar a la juez que su cliente aun tardaría en comparecer, un atasco estaba impidiendo que llegara a tiempo. La juez observó que era menester establecer una fianza, sino quería que su cliente fuera desahuciado, de al menos un cincuenta por ciento de la deuda contraída con el arrendatario. La abogada, aclaró a la juez que su cliente todavía tenía un lactante, y que este, le ocasionaba a su cliente unos gastos extras, que rogaba a su señoría, tuviera en cuenta. Así mismo, debería ser tenida en cuenta la actual situación por la que estaban pasando una gran parte de los ciudadanos de este país, que hacía del caso en cuestión, algo general y no particular de su cliente; había dos millones de niños sin casa. En su opinión, ningún chiquillo debería quedarse desprotegido. Todo era un vago recuerdo de cuando ejerció la judicatura, ahora, todo le parecía absolutamente excesivo. Se sentía desbordada, no era feliz y pensaba que eso no era bue
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein